OPINIÓN
Por: Tamaika Talía
He intentado sin mucho éxito construirle un carácter o personalidad a la administración actual de Cartagena, pero no consigo las capacidades, valores y atributos que enmarcan estos conceptos.
Leyendo la presentación del plan de desarrollo Cartagena 2020-2023 “salvemos juntos a Cartagena” –por una Cartagena LIBRE Y RESILIENTE- me detengo en estos dos últimos términos que llaman mucho mi atención, la administración toma como banderas la libertad y la resiliencia y hace de estas adornos para su trabajo.
Tomare primero la RESILIENCIA y desojare la margarita para ver hasta donde esta palabra es congruente con las acciones de esta administración y que futuro proyecta, me fui inicialmente en mi investigación hacia google buscando analizar la aplicación de este término en el plan de desarrollo.
Resulta que la resiliencia es en términos generales “un proceso dinámico que tiene como resultado la adaptación positiva en un contexto de gran adversidad” por ejemplo, un individuo que logra una adaptación positiva a pesar de estar o haber pasado por una situación o vivir en estado de pobreza, esto hace referencia a que el individuo llegue a alcanzar expectativas sociales asociadas a una etapa de desarrollo y cuando en esta etapa no ha tenido signos de desajuste, es decir, que aun en la interacción con múltiples factores de riesgo los cuales pueden ser familiares, bioquímicos, afectivos, socioeconómicos, sociales y/o culturales, este individuo logra salir reforzado y mejor, lo que traduce que no termino en las drogas o como un delincuente, estudio y salió adelante.
¿Pero qué tan resiliente es esta administración? Pues es como un padre que predica, pero no aplica… solo vemos a un Alcalde que no logra despegar, no logra adaptarse positivamente y mucho menos ser resistente a las adversidades que su entorno experimenta, la alcaldía conlleva una suerte de imprevistas dificultades que solo con capacidad de resiliencia podrían ser llevadas a buen término, cosa que evidentemente no posee el administrador, este carece de equilibrio emocional frente a las situaciones de estrés y no soporta la presión, impidiendo una sensación de control ante los acontecimientos propios de su ejercicio, dificultando la capacidad de afrontar los retos.
La resiliencia es un concepto extraído de la resistencia de los materiales que se doblan sin romperse para recuperar la situación o forma original, cuando un sujeto o grupo es capaz de hacerlo se dice que tiene una resiliencia adecuada y puede sobre ponerse a contra tiempos o resultar favorecido por estos, efecto que no veo ni se vislumbra en el carácter del Alcalde, que no sabe controlar su ira, que todo el tiempo maneja una incapacidad para enfrentar el futuro y se mantiene anclado al pasado, empeñado en descifrar los enigmas de la contratación anterior, que ve en todo mundo a un enemigo, como traumatizado por un pasado que no logra dejar atrás. No enfrenta el riesgo de avanzar, no se adapta positivamente a la adversidad y se deja afectar psicológicamente por situaciones de complejidad y confrontación, respondiendo de manera beligerante y ofensiva.
El Alcalde no logra construir un escenario propio, con personalidad, no muestra una psicología positiva y por el contrario deja ver sus debilidades y patologías a flor de piel, carece de capacidad para superar los tropiezos, salir favorecido y mejor que antes, no madura su discurso de malandrines y su forma informal y chabacana de dirigirse a las gentes, improvisa de manera negativa, vulgar e irrespetuosa ante un millón de habitantes, deteriorando la conexión ya que no todos responden a la misma forma de comunicación.
La presentación de su plan de desarrollo parece no tener un hilo conductor con el Alcalde, contiene expresiones como renovador, sobreponerse, informalidad, comunicación, inequidad, diversidad social, disciplina, adaptarse, surgir, oportunidades, inclusión, contingencia o transparencia que poco o nada tienen que ver con la forma hostil, prejuiciosa, desafiante, egocéntrica, desordenada, incompetente, errática, errónea, improvisada, irrespetuosa, separatista, egoísta, excluyente, inestable e incoherente que maneja el Alcalde.
En consulta a la Psicóloga Ángela Torres, Magister en estudios multidisciplinarios de la educación, docente de reconocida institución universitaria, ante la pregunta ¿Cree usted que Cartagena tiene potencial de resiliencia? La Dra da la siguiente apreciación: “pienso que teniendo en cuenta la historia de la población Cartagenera, desde la época de la esclavitud y hasta la época actual llena de corrupción los Cartageneros no es que seamos resilientes, creo que nos hemos acostumbrado al caos, a la pobreza, a la desigualdad, hemos perdido hasta el sentido de pertenencia por la ciudad. Porque la resiliencia es sobreponerse a las situaciones adversas y nosotros no nos sobreponemos, nosotros nos sentimos derrotados ante muchas situaciones que no cambian. Nuestra actitud es de apatía, de lucha diaria por las necesidades individuales, de salir adelante sobreviviendo con lo que hay y con lo que falta”.
Podría entonces concluirse que Cartagena y sus habitantes no tienen un perfil que los pueda ubicar en una posición de entereza más allá de la resistencia, antes que una capacidad de sobreponerse a un estímulo adverso, lo que ha hecho esta población es resistir a la adversidad que ahora tiene en el plan de gobierno 2020-2023 expectativas enormes, pero que luego de una antesala no aterrizo proyectos o ideas encaminadas hacia resultados reales y esperanzadores, y se limitó a copiar modelos anteriores que carecen de bases sólidas y confiables, pues partir con error genera desconfianza.
El punto de la libertad, no se puede dejar a la interpretación y aplicación, pues esta es una población que ha luchado por la libertad durante muchos años, la esclavitud dejo heridas que aún permanecen abiertas y que cada día recuerdan “la lucha bravía de un pueblo que ansiaba tener libertad” como nos canta el himno a la bandera.
La libertad ha sido un tema de amplios estudios y si algo esta esclarecido en la historia, es que Cartagena fue la cuna del grito de independencia y gestora de la abolición de la esclavitud.
La ley de Manumisión que entro en vigencia el 1 de enero de 1852 dio fin definitivo a la esclavitud y no se debe permitir una revictimización por parte del Alcalde, ya la libertad está dada por la independencia y la abolición de la esclavitud, peleada y sellada con sangre, con esta bandera están desconociendo la lucha del pueblo cartagenero, considerando que este aún vive en la esclavitud, sin libertad y debe seguir la orden del patrón, que su trasegar por la historia es despreciado, restándole importancia a todos los eventos que hicieron posible la libertad, ya Cartagena es libre ahora necesita empoderarse, tener lo que es suyo.
No es coherente la administración al hablar de libertad, pues es renuente a la oposición, a la crítica y a ser cuestionada, consideran autónomas y blindadas de interrogantes sus acciones al mejor estilo de las dictaduras, una administración que precisa la venia de todos sin excepción a riesgo de ser señalados o denominados malandrines, perdedores, dolientes de ops y varios apelativos más. ¿de cual libertad hablan específicamente en el plan de desarrollo? ¿La libertad de qué? Y ni que decir de la libertad de prensa, atacada y satanizada por la administración que no permite la contravía.
En fin, son dos banderas álgidas y difíciles de mantener izadas por esta administración que más se empeña en dividir al pueblo, que en gestionar oportunidades y estrategias para avanzar, que sin medidas juzga a diestra y siniestra, y no transforma y desarrolla de manera sostenible los procesos inherentes a su ejercicio, dedicada a armar tarimas de descredito e informalidades para desvirtuar la realidad que esconde con hábil show populista y belicoso.
Toca esperar las correcciones y retractaciones a las que está acostumbrada la administración y suplicar a Dios que siga metiendo su mano para que esta ciudad no caiga a pedazos y no caigan como moscas muertos de hambre sus habitantes.