Querido profesor Valenverg le escribo esta carta para que me aconseje sobre el problema tan terrible que tengo…
Resulta profesor, que mi jefe me puso en un cargo que yo no tengo no idea de manejar. En el tiempo que llevo se han incrementado los dolores de cabeza para la pobre ciudad.
Doy la vuelta a la esquina y atracan, me devuelvo y matan, me echo una siesta y roban una joyería, me levanto y llegan los fleteros, ya no sé qué hacer.
Soy sincera profesor, no tengo ni la menor idea del cargo, pero me gano un buen billete. Y ahorra me dedico a hacer política en favor de una protegida de mi jefe.
Qué hago, profesor ayúdeme…
Aquí la respuesta:
Mi querida amiga “Peliteñida”…
Tranquila, ya la gente sabe que usted es una buena para nada. Eso no le debe interesar, así como tampoco le interesa la seguridad de la ciudadanía.
Le recomiendo, que mientras se le acaba el periodo y acaba con lo poco que queda haciendo política, tome unas buenas clases de baile que buena falta le hacen…
Atentamente el Profesor Valenverg, clarividente, mentalista, animalista, un poco dentista, pero sobre todo malabarista.
Estrújensen…