«La Policía te da muchas oportunidades para estudiar y seguir adelante en lo que decidas, puedes tener otra carrera”.
En tiempos de confinamiento, llega el día de la madre, una fecha para no olvidar que rinde homenaje a una figura única en el seno de cualquier familia.
Toda profesión inicia con un sueño y continua como un reto. Pero sí a esto le sumamos lograr el balance perfecto entre ser mujer, madre, esposa y policía, puede ser una combinación interesante e inclusive hasta peligrosa.
Claudia Patricia Arteaga Ramírez una Antioqueña de 31 años de edad, trabaja desde hace diez años por los niños, niñas y adolescentes en el municipio de el Carmen de Bolívar. Su labor le ha traído diferentes reconocimientos dentro de la institución.
En tiempos de aislamiento social por causa del Covid-19, la Patrullera Claudia Arteaga camina hacia un nutrido grupo de niños y niñas, en la población de los montes de maría. Su amor por el trabajo que realiza con los menores es más grande y por eso sonríe mientras coordina las actividades que se van a llevar a cabo durante su jornada laboral.
Así ha sido desde hace diez años, cuando ingresó al grupo de Protección Infancia y Adolescencia de la Policía de Bolívar. Desde entonces, su razón de levantarse cada mañana, es la de atender a los niños que han sido víctimas de violencia o que se le han vulnerado sus derechos.
Conjugar el tiempo entre ser madre y dedicarse a una profesión tan sacrificada y compleja, siendo durante algunos años estereotipada como “trabajo para hombres”, no ha sido sencillo. “Es difícil ser policía, madre y esposa, sobre todo por el horario, levantarme desde las 5:00 de la mañana para atender sus labores como madre, esposa y policía, llegar a casa para ayudarles con las tares virtuales y atender a mi esposo y cumplir con la misionalidad de la Policía Nacional, es muy sacrificada”. Detalló Claudia Patricia.
El 10 de octubre del año 2009, Claudia Patricia Arteaga, vio su futuro dentro de la Policía Nacional, logrando culminar sus estudios en la Escuela de Formación de Policía, Carlos Eugenio Restrepo en la Estrella (Antioquia). Pero sus sueños no han terminado ahí, pues, en estos momentos está estudiando psicología en la universidad nacional abierta y a distancia.
¿Qué la motivó ingresar a la Policía?
Con mucha nostalgia, Claudia Patricia, recuerda, que fue allá en su pueblo natal, Sevilla (Antioquia), donde pertenecía a la policía cívica juvenil. Desde allí ha tenido una relación con la institución en la que hoy trabaja.
Con una gran sonrisa, Claudia, recuerda que fue cuando estaba muy pequeña, durante una actividad con uniformados en su barrio, que comprendió que su destino estaba en este lugar para servir a su comunidad.
¿Qué experiencia la ha marcado en su trasegar institucional?
Cada vez que un niño narra sus experiencias Claudia sufre, llora por dentro. Sonríe y le da un abrazo al menor que le cuenta su dolor. “No podemos permitir que las niñas sepan que uno está flaqueando. Es muy duro verlos sufrir tan pequeños porque les pasan cosas que los adultos ni se imaginan”.
En el crecimiento de sus hijas, ¿cuál fue el momento que se perdió y que más le ha costado?
Esta luchadora mujer, es madre de 2 niñas (2 y 5 añitos).
“El momento de dejar a mis hijas de meses para irme a trabajar fue difícil, pero tenía claro lo que quería para ellas, porque era el futuro de ellas también. Puse mi mirada en eso y me encomendé a Dios para que protegiera a mis hijas y pudiera lograr lo que quería, ser parte de la Policía Nacional”, rememora Claudia, una mujer de sonrisa afable, pero rostro serio. Su pasión por la profesión fue amor a primera vista, pues ingresó por vocación, ese espíritu de servir a los demás.
“Entré a la institución buscando una estabilidad laboral, el amor fue creciendo desde que ingresé a la Escuela. La verdad es que, si volviera a nacer, volvería a elegir ser Policía”.
Mientras miles de personas celebran junto a esa figura singular del núcleo familiar, otras, al igual que Claudia, deben estar en sus puestos de trabajo preparadas para prestar servicio, si así fuera necesario. En su trabajo “no hay condescendencia” por ser mujer, “ser policía es independiente del sexo, debes cumplir igual que el resto de tus compañeros”, sostiene la Patrullera.
Una de la experiencia que recuerda aún con emoción, es haberse graduado como patrullera y tener la oportunidad de trabajar en el departamento de Bolívar, de conocer una nueva cultura e irse superando durante años en la institución.
¿Les gustaría que ellas formen parte de la Policía?
Es una decisión personal. Si lo deciden, yo las apoyo, pero es algo que tiene que nacer de ellas.
¿El tiempo perdido con sus hijas se repone?
No, ellas saben lo difícil que es. Es un reto explicarle a tu familia cuando no puedes estar con ellos.
Mujer, madre, esposa y policía… ¿cuál es el orden de estas tres facetas en su vida?
Primero soy mujer, luego madre, esposa y policía.
¿Qué aportan las mujeres a la Policía Nacional?
El toque femenino, carisma y compañerismo. El feminismo no se pierde. Porque cuando yo me quito el uniforme, me pongo mis tacones, mis trajes, soy igualita que las demás mujeres.
Como mujer, ¿hasta dónde se puede llegar en la institución?
Hasta donde uno quiera, los límites los pones tú. Independientemente, cada uno tiene su enfoque. La Policía te da muchas oportunidades para estudiar y seguir adelante en lo que decidas, puedes tener otra carrera. No hay diferencia para aspirar a rangos. Independientemente del sexo que seas, tú te ganas los méritos.
¿Cuál es el principal reto?
Es una tarea muy difícil, llegar a la ciudadanía y sensibilizarlos sobre la protección y la garantía de los derechos de nuestros, niñas y adolescentes. Puesto, que en los hogares es donde más se vulneran los derechos de los niños.
¿Qué le motiva a exponer su vida por otra persona?, ¿vale la pena?
Es mi profesión, es lo que Dios tenía destinado para mí, aunque yo no lo veía en un comienzo. Salvar una vida es una recompensa grande, es riesgoso, pero vale la pena.
Ya llega el domingo… ¿Qué desea que le regalen este Día de la Madre?
Salud para mis hijas; lo demás, que venga por añadidura.



