Editorial
Por: Juan Carlos Cerón M
Cuando llevamos algo más de un mes de la posesión de los mandatarios de Bolívar y Cartagena, las diferencias saltan a la vista. Para muchos expertos, Vicente Blel va volando y William Dau Chamatt aun no despega.
Para nadie es un secreto que el gobierno del alcalde Dau Chamatt, ha tomado varias determinaciones que han sido cuestionadas por expertos y por la misma ciudadanía.
No solo las determinaciones, sino las publicaciones que el mandatario local ha hecho en sus cuentas de redes sociales y que le ha costado retractaciones.
El Plan de Desarrollo al parecer no tiene forma, la construcción del Plan de Ordenamiento Territorial esta lento, la contratación está casi estancada y la inseguridad pareciera que le gana la batalla a las autoridades.
Decisiones inconsultas como el cierre de Playa Blanca, denotan una mala asesoría y desconocimiento de la ley, la implementación de parrilleros mujeres en moto, pareciera haber incrementado la inseguridad en los barrios en donde estaban prohibidos y la contratación de vigilancia y aseo en los colegios impide el normal desarrollo de las clases entre otros.
Mientras tanto, por el lado de la gobernación de Bolívar, se demuestra una ruta en favor de la comunidad.
La convocatoria del gobernador Vicente Blel a los alcaldes para coordinas acciones conjuntas, el llamado a la ciudadanía para que ayude a construir e implementar el Plan de Desarrollo y la visita constante a las comunidades incluso las más alejadas, es aplaudida por la ciudadanía.
La unión entre la gobernación con las autoridades ha permitido, realizar operaciones concretas contra bandas delincuenciales que generaban intranquilidad entre la comunidad.
Sería bueno que el alcalde William Dau Chamatt, escuchara más el clamor de la ciudadanía y dejar a un lado la «cacería de brujas», para acelerar la toma de decisiones en favor de los cartageneros.
Por eso, en las calles se dice que mientras Vicente Blel va en Fórmula 1, William Dau lo hace en tractor. El uno con el acelerador a fondo y el otro, aunque quiere, va lento y pesado, por culpa, según una parte de la ciudadanía, por seguir en persecución de “corruptos” y no empezar a gobernar.
El llamar a todos malandrines funcionó para ganar la Alcaldía, pero las elecciones pasaron hace rato.