Querido profesor:
Me he nombrado “Concejal Atormentado” para ocultar mi identidad y contarle por lo que estoy pasando. Soy un concejal que he tenido líos con la justicia.
Fui cobijado con el beneficio de la casa por cárcel, por elegir irregularmente a una funcionaria pública.
Me chuzaron los teléfonos, pillaron conversaciones, que harían sonrojar al más grande de los corruptos.
Debido al vencimiento de términos, logré recuperar mi libertad y regresé a la corporación como si nada hubiera ocurrido.
Pensando, que todo había terminado, me volví a lanzar al concejo para las elecciones del 27 de octubre, pero tal parece que la Procuraduría podría volver a tomar acciones en mi contra.
Voy a las reuniones a los barrios con mi sonrisa, pero por dentro estoy realmente preocupad, atormentado.
Que hago Profesor Valenverg, ayúdeme, se lo suplico.
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Respuesta:
Mi querido “Concejal Atormentado” (Seudónimo)
Al leer su carta, me doy cuenta que usted no tiene vergüenza. Como es posible, que después de estar privado de la libertad, se atreva nuevamente a aspirar a un cargo de elección popular.
Yo de usted no me lanzaba ni a la JAL. Pero bueno, como dicen popularmente, metida la cabeza, metido, todo el cuerpo.
Tal parece, que no le quedo escarmiento, la vergüenza por la que pasó, se nota a leguas que es un conchudo.
Mire, mi amigo, termine su periodo y deje de estar molestando con la política, no se da cuenta que hay gente joven, honesta y trabajadora que quiere estar en el concejo. ¿Quiere repetir, para volver a embarrarla?
Su amigo
Profesor Valenverg
Politólogo, sexólogo, influenciador, sicólogo, clarividente, mentalista, forista, a veces taxista, penalista, pero sobre todo consejero. Graduado en la Universidad de la Vida.