¿Cómo pase del machismo al feminismo?

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OPINIÓN 

Por: Tamaika Talía

 

Realmente no lo recuerdo, pero sí sé que desde muy temprano empecé a dejar de lado las muñecas y los chocoritos, empezaron a gustarme otras actividades.

 

No sé cómo llego a mis manos una bicicleta tipo bmx por allá en los 90s, pero sé que era muy buena montando, además de desarmarla con tal pericia que le arreglaba la cadena, le enderezaba el caballo, los frenos y así, era todo un conocimiento, pero no sé de donde lo sacaba, desde ese entonces empezaron a ser para mí los deportes mi diversión, andaba en bicicleta a toda por el barrio Manga, después nos mudamos a Marbella y montaba patines de maravilla, podía recorrer la ciudad en ellos junto a dos amigas con las que hacia hasta para vender, no nos interesaban tanto los chicos en ese momento y con ese dúo siempre retábamos su capacidad haciendo muchas cosas que según las mujeres “no podíamos” hacer, nos excluían de lo divertido, de las caminatas en la finca, de los paseos al mar y sus aventuras, pero nosotras conseguíamos pegarnos.

 

Debo suponer que a mi mama y a mi papa no les llamaba mucho la atención mis intereses deportivos, porque seguramente sentían que no eran de niñas, tuve un periodo de tiempo en el que me vestía con la ropa de mis hermanos que me quedaba gigantesca, pero era comodísima.

 

En el colegio era una activista de la época, nunca quise llevar zapatos colegiales, andaba en tenis todos los dias, eso me costó uno que otro castigo, pero aun así, nunca di mi brazo a torcer, era una de las del combo de los “pesados”, aunque hacia liga con las mujeres del salón, me divertía mucho más con las ocurrencias de los hombres, siempre me parecían más divertidos los planes de los chicos que los planes pendejos de las chicas.

 

Nunca me deje echar cuento de ninguno, siempre tuve un carácter de mierda.
Mi vida universitaria fue todo, menos algo normal, empecé estudiando medicina, luego pase a fisioterapia, inicie estudios en derecho y luego se me dio por hacer curos de todo lo que podía en el camino, he estudiado hasta algo que se llama “economía del conocimiento”, pase por historia de Cartagena en el SENA, y estudie en la escuela taller Cartagena de indias panadería y repostería y ese capítulo de mi vida fue maravilloso… y bueno estoy por terminar Derecho, en esa si seguí, pero tampoco ha sido como debe ser.

 

En el 2010 cogí tierra alta como la tanga, y me fui pal fin del mundo, llegue a Chile (esa parte también es genial) recorrí lugares maravillosos y luego volví a Colombia, entonces ahí sí, en el 2014 me convertí en una juiciosa trabajadora de oficina y lo hice por cinco años consecutivos, en esos años viví en barranquilla, Cali, pasee por Montería, Manizales, Pereira, Ipiales, Santa Marta y termine en Bogotá, donde encontré todo lo que quería tener.

 

Se preguntaran ¿qué tiene que ver todo esto con el machismo y el feminismo? pues simplemente que todos estos años siempre he sido libre, demasiado autónoma, decidida y arriesgada, he hecho lo que he querido, nunca me he dejado llevar por los estereotipos, mi gran meta nunca ha sido casarme, he vivido sola en cada lugar en el que he estado, muchas veces me han interpretado como lesbiana, que aunque no me molesta, no lo soy, soy una heterosexual coherente, clara de que no tengo que hacer lo que la sociedad diseña para la mujer y mucho menos someterme a un hombre, formar una familia o tener un hijo para agradar al mundo y que vean lo mujer que soy, mi personalidad me la he forjado casi que como un principio filosófico de no dañar a nadie, de servir como más pueda, de hablar sin tapujos, de ser mejor cada día, de no validar las injusticias, de confiar en el otro aunque después deba rectificar y dejar de confiar, de lograr el mayor conocimiento posible y esto para mi es la muestra más clara de que siempre fui y he sido una feminista radical, de esas que dicen que no necesitan un hombre para salir adelante, de las que si quieren placer se lo proporcionan solitas, de las que decidimos no tener hijos sin sentirnos culpables, de las que no permitimos que ningún hombre nos maltrate o a otra mujer, de las que tenemos empatía por el dolor de la otra y sentimos compasión, soy una feminista que ama a los hombres y entiende los roles, de las que entiende los temores de las otras mujeres sin satanizar, no todos los hombres son unos bobos (aunque el ultimo que paso por mi vida termino siendo un imbécil) de esos que se creen más vivos que todo el mundo. En fin, podría seguir contándoles sobre mi vida, pero eso daría para un libro. El hecho es que soy feminista, no de hoy si no de siempre y me siento orgullosa de lo que he hecho de mí y de lo que quiero llegar a ser más adelante.

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