Domingo de Ramos en aislamiento

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Editorial

Por: Juan Carlos Cerón M.

 

 

Desde que tengo memoria, nunca había visto un Domingo de Ramos, con las calles e iglesias solas…

 

Desde muy pequeño, mis padres me llevaban al templo a orar con fe y portando en mi mano un ramo, para conmemorar el día que Jesús entró a Jerusalén.

 

Este día se convertía en toda una unión familiar. Después de ir a la iglesia salíamos a desayunar, luego a almorzar y se convertía en toda una fiesta de amor, paz y fe.

 

Con la llegada del COVID-19, nos ha tocado recibir la Santa Misa por televisión y me llegan a la mente esos hermosos momentos en que en familia acudíamos a la casa de Dios.

 

Hoy, me arrepiento de no haber asistido -ya en la juventud y en la adultez- a la iglesia a celebrar el Domingo de Ramos como cuando era pequeño.

 

Me entristece, ver todo tan solo, tan alejados de todos, familia, amigos etc.

 

Lo importante en este aislamiento es no alejarse de nuestro señor Jesucristo, de Dios, el principio y final de todo.

 

Dios los Bendiga y con el favor de Dios, podamos el próximo año, acudir masivamente a celebrar el Domingo de Ramos.

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