Querido Profesor Válenverg, le escribo esta carta, porque me siento desesperado y le voy a contar por qué.
Nací como se dice popularmente en «cuna de oro». Vivo con todos los lujos, no me falta, ni me faltó nunca nada.
Me dediqué a mis empresas y vivía una vida tranquila al lado de mi familia. Pero toda mi tristeza empezó cuando decidí lanzarme a la política.
Pensé que todo el mundo me quería, pero en realidad vivía en una burbuja de engaños.
Comencé a visitar los barrios y me di cuenta que la gente no me quiere. El desespero me ha llevado a hacer cosas impensables, a disfrazarme, a realizar actividades deportivas extremas para conseguir votos y ni por esas.
Qué hago, profesor, será que sigo en la política o me dedico mejor a mis empresas.
Su seguidor «Pobre Rico».
Respuesta:
Querido amigo «Pobre Rico»…
No sé, por qué se metió a esa locura de la política, estando tan tranquilo disfrutando de su inmensa fortuna.
En la política lo que se ve es puro canibalismo, despotrican de la gente sin importar su familia, buscan en lo más recóndito de su pasado, para acabar con su carrera. El que lo aconsejó, no es su amigo.
Si quiso emular la exitosa carrera política de Alex, la embarró, Alex solo hay uno y está en Barranquilla.
Estoy seguro que el problema no es usted. Pero debería buscar en el pasado, a ver si alguien de su familia o cercano a su familia dejó en la calle a decenas de familias.
¿Haga un auto análisis y mire si en todos sus años de vida ayudó a la gente pobre?
De pronto, ahí está la causa.
Mi amigo, no sea terco, sigan en sus negocios y déjele la política a otros que en realidad tengan el apoyo de la gente.
Siga disfrutando del sol, la playa y los yates…
Su amigo
Profesor Válenverg
Politólogo, sexólogo, influenciador, sicólogo, clarividente, mentalista, forista, a veces taxista, penalista, pero sobre todo consejero. Graduado en la Universidad de la Vida.