Estas son las frases más importantes del Presidente Duque en su primer año de gobierno:
—En la posesión—
Quiero gobernar a Colombia con valores y principios inquebrantables, superando las divisiones de izquierda y derecha; superando, con el diálogo popular, los sentimientos hirsutos que invitan a la fractura social. Quiero gobernar a Colombia con el espíritu de construir y nunca destruir.
Quiero ser el Presidente que forje y logre esos acuerdos pensando en lo que necesita Colombia, sin caer en la tentación del aplauso transitorio.
Yo no reconozco enemigos. Yo no tengo contendores políticos. Mi único deseo es gobernar para todos y con todos los colombianos.
—Trabajar en lo que nos une—
Construir país significa que nos concentremos en las cosas que nos unen, y no en las cosas que nos dividen.
Hoy más que nunca debemos estar motivados con lograr la justicia social, rechazar los odios, las polarizaciones, las revanchas y concentrarnos en lograr un Pacto por Colombia: Un Pacto por la Equidad.
Mi tarea como Presidente de Colombia no va a estar jamás en la pequeña política de la diatriba, de la ponzoña, sino en orientar el país hacia los grandes objetivos comunes.
—Seguridad—
La seguridad es el más puro de los bienes públicos, porque es el que le permite a cualquier ciudadano, sin importar su nivel de ingreso, su condición, su ideología, sentirse en un país de plena democracia y de plenas libertades.
La construcción de una nación de equidad empieza porque ningún ciudadano se sienta intimidado, amordazado o arrinconado por las expresiones de la violencia.
Esta política de seguridad va en armonía con facilitar la reincorporación de los que genuinamente quieren acariciar el camino de la convivencia, pero será implacable con los que quieran volver a la delincuencia.
—Legalidad—
Nuestro país rechaza la violencia, repudia el terrorismo y cree en la legalidad como principal cimiento para el disfrute y la consolidación de la paz.
La Legalidad implica que los ciudadanos puedan caminar tranquilamente y no sentirse asediados ni amenazados por la delincuencia. La Legalidad implica que la justicia sea rápida, cercana al ciudadano; que le resuelva los problemas al ciudadano. Legalidad significa recuperar la palabra del Estado. Legalidad significa saber honrar a nuestra Fuerza Pública, saber agradecer a los héroes que dan su vida por nuestro país.
Quiero invitarlos a que construyamos una cultura de legalidad enfrentando con todas nuestras fuerzas la corrupción.
—Justicia—
La justicia no es ni de izquierda, ni de derecha. Y lo peor que le puede pasar a la justicia es dejarse tentar por las inclinaciones ideológicas.
Este tiene que ser un país donde la ley se cumpla y la ley se aplique, y que los ciudadanos se sientan protegidos, porque hay un feliz matrimonio entre la justicia y la seguridad.
Hoy los quiero invitar a que, todos los días, seamos fuertes en la defensa del Estado de derecho; en pararnos firmes para reclamar una justicia severa con los criminales y, al mismo tiempo, ser generosos con los necesitados.
—Enfrentar el narcotráfico—
El narcotráfico en Colombia es un depredador del medio ambiente, un destructor de instituciones y, ante todo, un corruptor social.
Enfrentar el narcotráfico, enfrentar este fenómeno que tiene hoy Colombia, producto de lo que ha ocurrido en los últimos años, también implica la defensa de la paz.
Enfrentar el narcotráfico es una tarea compartida; es una lucha de todos los países del mundo. Así como está en las convenciones desde los años 70, el mundo entero debe enfrentar este fenómeno, y lo debe hacer con un sentido claro de moralidad: por un lado enfrentar la oferta y por otro lado enfrentar la demanda.
—En defensa de la familia colombiana—
A este Gobierno no le tembló la mano para sacar adelante un decreto que permite decomisar cualquier dosis que se esté consumiendo, o que se esté transportando en las calles de Colombia, en defensa de la familia colombiana.
No vamos a dejar que los parques y que las zonas aledañas a los colegios se sigan convirtiendo en un lugar donde los jíbaros se sienten a sus anchas.
Esta es una causa de todos. Y yo espero que con esta medida nosotros le estemos diciendo a la sociedad entera: no queremos ver las calles convertidas en zonas de tolerancia con la droga. No queremos ver los parques convertidos en refugios de jíbaros. No queremos que consumidores empiecen a darles mal ejemplo a los niños en el espacio público o en los parques.
—Líderes sociales—
A todos los colombianos nos duele cuando se pierde una vida en nuestro país, cuando se acalla una voz, cuando se apaga una ilusión producto de la violencia.
Rechazamos profundamente todas las expresiones violentas que han tenido como combustible el narcotráfico, el microtráfico, el crimen organizado, la extracción ilegal de minerales, el contrabando, prácticas de las cuales se vale muchos de los que han acallado las voces de los líderes sociales en nuestro país.
Los violentos lo que quieren es que los líderes no ejerzan su liderazgo, porque saben que ese liderazgo es persuasivo para que la tentación del camino fácil, de la criminalidad, no haga de las suyas.
—Equidad—
Este tiene que ser el Gobierno de la justicia social. Este tiene que ser el Gobierno que sepa cerrar las brechas entre ricos y pobres. Este debe ser el Gobierno que cierre las brechas entre las regiones que acarician el desarrollo y las que se han sentido olvidadas porque el Estado no ha estado presente.
Equidad significa que nosotros no acudamos jamás al populismo que pretende por decreto tratar de reducir la pobreza. La vamos a reducir porque lo haremos desde una economía de mercado, pero con sentido social.
El verdadero llamado que tenemos que hacer en Colombia de manera estructural es a combinar dos términos: crecimiento con equidad.
—Emprendimiento—
Yo creo que esa Colombia de legalidad tiene que ir acompañada también de un Pacto por el Emprendimiento. Así como valoramos la legalidad, ha llegado el momento de hacer del emprendimiento la base de nuestro progreso económico y social.
Este Gobierno ha querido poner el emprendimiento en el centro de la discusión del desarrollo, porque creemos que el empresario no puede ser visto como una fuente de ingresos fiscales, como fue durante años, sino como el verdadero socio de toda la comunidad para generar bienestar y mejorar la calidad del empleo.
En nuestro Gobierno, el empresario, el Estado y los trabajadores van a trabajar de la mano, porque el éxito de los trabajadores y el éxito de los empresarios es el éxito que necesita Colombia y el que vamos a construir.
Ningún país progresa si no tiene un sector privado vibrante, pero, al mismo tiempo, con sentido social.
—Tecnología e innovación—
Hoy tenemos el primer Centro, en un país hispanoparlante, para la cuarta revolución industrial. Lo que parecía muy ambicioso, hoy es una realidad, porque los colombianos no paramos de innovar, de crecer y de progresar.
Este Gobierno cree en el emprendimiento como formalizador del empleo. Y por eso ha hecho grandes transformaciones orientadas a que las empresas que se constituyan en tecnología, en industrias creativas, tengan condiciones para crecer competitivamente.
—Venezuela—
El deber moral de todos, de todos los estados que creemos en la democracia y las libertades, es denunciar esos atropellos, afianzar el cerco diplomático y lograr, a la mayor brevedad, que Venezuela tenga ese paso a la libertad y a la verdadera democracia.
Nuestra actitud no es belicista, nuestra actitud es democrática y estaremos en todos los escenarios internacionales defendiendo la Carta Democrática Interamericana.
Hoy quiero dejar claro que la libre determinación de los pueblos no puede ser manipulada para convertirse en la libre determinación de los opresores.
El mundo debe actuar y debe unirse para que este éxodo trágico llegue a su fin y un pueblo pueda ver florecer la esperanza.
—Fraternidad con migrantes—
Colombia ha recibido con fraternidad a los hermanos venezolanos, porque en los momentos de tragedia no se puede apelar ni a la xenofobia, ni a la restricción. Es allí donde nos tenemos que hacer grandes.
Sabemos que tenemos retos fiscales y sociales, pero le hemos demostrado al mundo que entendemos el flagelo que viven nuestros hermanos, y aquí los hemos acogido con total determinación y buena voluntad.
Estamos viviendo la crisis migratoria y humanitaria más indignante de la historia reciente de la región, por cuenta de una dictadura que aniquiló las libertades.
Mientras que el conflicto en Siria ha generado un flujo de 600 mil migrantes al año tan solo a Turquía en un periodo de seis años, Colombia, en menos de dos años, les ha abierto las puertas a casi un millón de hermanos venezolanos.
—Congreso—
De qué sirve hablar de gobernabilidad, si la gobernabilidad es a costa del erario público. Eso no es gobernabilidad; esa es la entrega de las instituciones. Por eso, prefiero mil debates de contenido a una aplanadora sometida por dádivas para sacar adelante las iniciativas de un gobierno.
Me complace que hayamos podido tener debates profundos. No todos se ganan, porque en la verdadera democracia no todo se gana, porque genuinamente están las ideas.
Vamos a trabajar con el Congreso de la República, vamos a trabajar en armonía, buscando inversiones en las regiones e inversiones estratégicas que repercutan en la calidad de vida de los ciudadanos. Pero sin dádivas, sin prebendas, sin canonjías, sin acuerdos burocráticos, sin “mermelada”. Porque el Congreso y el Ejecutivo trabajan bien cuando hay respeto, cuando hay vocación.
—Demagogos versus pedagogos—
Este país tiene una minoría que quiere destruir, pero aquí hay una mayoría que queremos construir. Este país tiene una minoría que quiere, ante las adversidades, acudir siempre a la protesta, pero tiene una mayoría que, ante la adversidad, quiere acudir a la propuesta y a la acción. Es un país donde hay una minoría que siempre quiere acudir a las agresiones y una gran mayoría que queremos acudir a las soluciones.
Colombia no está paralizada en nada. Porque Colombia no para. Este país quiere salir adelante y debe salir adelante bajo un criterio de unidad en los temas que no deben estar capturados en los debates bizantinos de izquierda y derecha.
Los grandes debates de la región no están en las discusiones bizantinas de izquierda y derecha. Son más profundas, porque las grandes divisiones están entre demagogos y pedagogos. Los demagogos quieren siempre promover el odio.
—Relaciones internacionales—
La diplomacia sin principios es hipocresía; la democracia sin principios conduce a la anarquía; la política sin principios se transforma en corrupción, y el poder sin principios se transforma rápidamente en autoritarismo.
El mundo, hoy más que nunca, requiere de la cooperación y el multilateralismo.
Muchos han tratado de fracturar el Sistema Interamericano acudiendo a la demagogia o, lo que es aún más grave, a la ideologización de la política exterior.
—Bicentenario—
Ser una nación resiliente, que sabe transformar las adversidades en oportunidades, es la razón por la cual debemos aprovechar el Bicentenario para corregir el pasado y construir el futuro que reclama Colombia.
Este año del Bicentenario debemos reflexionar sobre lo que hemos sido, somos y, sobre todo, lo que seremos y lo que queremos ser como nación.
—Lucha contra la corrupción—
Nos duelen, nos duelen mucho los constantes escándalos de corrupción que se ven en la alimentación escolar, en el sistema de salud, en proyectos de infraestructura, en los abusos de la contratación directa o en los peligrosos carteles de únicos proponentes, que están deslegitimando al Estado, que han llevado al malgasto de recursos y que han privado a miles de ciudadanos de servicios esenciales. Y por eso tenemos que actuar con visión de inmediatez.
Vamos a sancionar severamente a las empresas, sus dueños y sus gestores que corrompan funcionarios, prohibiendo además su contratación con el Estado a perpetuidad.
Se requiere seguir perseverando y lo seguiremos haciendo, porque la lucha contra la corrupción es la lucha de nuestro tiempo y es la lucha moral de las nuevas generaciones, que reclaman la pulcritud y la transparencia en la gestión de la administración pública.
Yo invito a la comunidad internacional a fortalecer los instrumentos y mecanismos de sanción frente a la corrupción trasnacional.
—Paz con legalidad—
Las víctimas de Colombia deben contar con que habrá verdadera reparación moral, reparación material, reparación económica por parte de sus victimarios, y que nunca, nunca serán agredidas por la impunidad.
Creo en la desmovilización, en el desarme y en la reinserción de la base guerrillera. Muchos de ellos fueron reclutados forzosamente o separados de su entorno por la intimidación de las armas. Estoy convencido y comprometido con buscar todos los días, para la base de esas organizaciones, oportunidades productivas, y velar por su protección.
Somos claros en que la paz en Colombia se tiene que construir con verdadera justicia, verdadera reparación y verdadera no repetición. Porque lo peor que les puede pasar a las víctimas es ser humilladas por la falta de proporcionalidad en la sanción de los victimarios.
Le hace daño a Colombia que algunos quieran perpetuar ese falso dilema entre amigos y enemigos de la paz, que fue creado en otras épocas con propósitos electoreros y, sobre todo, con propósitos maniqueos.
—Economía Naranja—
Este Gobierno cree en el emprendimiento como formalizador del empleo. Y por eso ha hecho grandes transformaciones orientadas a que las empresas que se constituyan en tecnología, en industrias creativas, tengan condiciones para crecer competitivamente. Pero siempre a cambio de la generación de un mínimo de puestos de trabajo y a cambio de una inversión.
Nos la vamos a jugar por las industrias creativas, por la Economía Naranja. Nos la vamos a jugar para que este país tenga la posibilidad de ver en los emprendedores tecnológicos unos nuevos protagonistas del progreso.
—Medioambiente—
Construir el desarrollo a costa de la destrucción de nuestros ecosistemas es realmente una actitud perniciosa, que al final del día siempre nos traerá la cuenta de cobro.
Por una hectárea que se tiene que sembrar de coca, se produce afectación a más de 1,8 hectáreas de selva tropical húmeda en el país. El 24 por ciento de la deforestación que ocurre en Colombia la están originando los cultivos ilícitos.
Si somos genuinamente ambientalistas, también tenemos que mostrar los daños ambientales que produce el narcotráfico y, por supuesto, tenemos también que ser capaces de denunciar ante el mundo los grandes ecocidios del terrorismo.
La apuesta tiene que ser por las energías renovables no convencionales, por la calidad del aire, por los vehículos eléctricos, por que tengamos una Economía Circular, bajo los principios de reducir, reciclar, reutilizar y también bajo esa tesis de producir conservando y conservar produciendo.
—Gabinete—
A mí me honra que durante la campaña dijimos que tendríamos un gabinete de personas expertas en sus materias, que no respondieran a cálculos políticos, sino a su vocación de servicio y a sus resultados. Y le cumplimos al país.
Y también me honra haberles propuesto a los colombianos el primer gabinete paritario entre hombres y mujeres. Y le cumplimos al país.
Me llena de orgullo cumplirle a Colombia con el gabinete que designamos. Le dije al país: queremos un gabinete de personas con gran experiencia, con gran formación, con conocimiento de sus temas, con buena capacidad de ejecución y que no fueran seleccionados por cálculo político.
—Diálogo con las regiones—
Nuestro Gobierno va a estar permanentemente en el diálogo con las regiones. Vamos a estar realizando cada semana los Talleres Construyendo País, escuchando las necesidades de los ciudadanos. No pretendemos llegar con varitas milagrosas ni con soluciones inminentes o inmediatas. Muchas tomarán tiempo y requerirán el trabajo compartido, pero vamos a empezar a hacerlo.
Hace casi tres años empezamos un recorrido por Colombia en esta ciudad. Y lo empezamos con una metodología: escuchar. Porque el nuevo liderazgo, la nueva política, la nueva gestión pública, tiene que empezar por escuchar al ciudadano.
Nuestro país necesita recuperar el diálogo social. El Estado tiene que llegar a la comunidad; el Estado no puede llegar con espíritu milagroso; el Estado tiene que llegar a buscar soluciones con las autoridades locales, con las autoridades departamentales, con el sector privado, con los líderes sociales, con los líderes comunitarios, con las madres cabeza de familia, con los emprendedores.
La actitud de nuestro Gobierno no tiene color político. Yo atiendo, con el mismo fervor, con el mismo compromiso, a cualquier gobernante local, sin importar su filiación política.
—Informalidad—
Alta informalidad laboral es vulnerabilidad de las finanzas públicas, es vulnerabilidad de los sistemas pensionales, es vulnerabilidad financiera de los sistemas de salud.
—Reactivación Económica—
Ninguna economía progresa sin un sector financiero sano, innovador, con políticas escalables y replicables y pudiendo llegar a la mayor inclusión en la prestación del servicio.
Esta no es una economía estancada, sino una economía que se está recuperando. Y para nosotros no existe ningún sentimiento de complacencia. Esta economía tiene que crecer más y vamos a trabajar para que crezca más.
Vamos a proponer un programa de reactivación económica que nos permita, con responsabilidad fiscal, tener un sistema tributario que ayude al desarrollo productivo, a la inversión, a la formalización, a la productividad, a la competitividad.
—Gobernando con las tesis que lo eligieron—
Yo acepto las críticas, pero la que no me pueden hacer es que yo gobierno con tesis distintas a las que me hice elegir.
A mí no me perturba ninguna encuesta, porque yo no tengo de frente la tentación de la reelección para estar buscando solamente lo popular y no lo conveniente.
Más que producir aplausos, lo que me interesa es resolver los problemas de Colombia, porque hay algunos que gobernaron para los aplausos, y lo que hicieron fue dejar envejecer los problemas del país.
Yo quise ser Presidente de Colombia y trabajar para ser Presidente de Colombia con el objetivo de cumplirles a los ciudadanos, de cumplir mi palabra y de gobernar siempre con la frente en alto y que ningún colombiano se sienta traicionado por su gobernante.
No vamos a dejar que nubarrones de noticias borren lo que nosotros estamos construyendo como país. Somos autocríticos, y recibimos la crítica con respeto.
Esa meta nuestra de concluir, concluir, concluir no es para estar en esas mezquindades de otras épocas, donde se dejaban de hacer proyectos de gobiernos anteriores, simplemente para que no hubiera crédito.