EDITORIAL
Por Juan Carlos Cerón
Si hay una palabra para definir lo que pasó ayer en el estadio de fútbol, Jaime Morón, es, sin duda, desilusión. El Real Cartagena dependía de sí mismo, para llegar a la final del torneo B y por fin llegar a la categoría A del fútbol profesional colombiano.
Pese a los grandes esfuerzos, al apoyo incondicional del gobernador de Bolívar, Dumek Turbay Paz y del alcalde Pedrito Pereira Caballero, el equipo heroico no cumplió con el objetivo este semestre.
Trajeron a los mejores jugadores y nada.
¿Quién tiene la culpa? Esa es la pregunta. ¿Los jugadores? ¿El cuerpo técnico dirigido por el profesor Santa? ¿Los directivos? ¿La misma jefatura de prensa que en su momento, guardó silencio – sobre las razones por las cuales- sacaron a sombrerazos al profesor Richard Parra, con una excelente campaña?
Es que el equipo Real Cartagena no es de unos pocos, es de una ciudad que ha visto en muchas oportunidades como “juegan” con sus sentimientos. Los fieles hinchas que semana a semana acompañan al Real Cartagena, qué estarán pensando en este momento.
Esos hinchas que guardan con estricto rigor la platica, para comprar la boleta y hacerle fuerza a su equipo del alma, ahora deben estar desilusionados.
No hay de otra, esperar otro semestre para poder llegar a la categoría A.
Me imagino que en este momento, directivas y cuerpo técnico deberían estar haciendo un autoanálisis para saber ¿Por qué fracasó en su propósito el Real Cartagena.
Ojalá este trago amargo no se repita el otro semestre.